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sábado, 24 de septiembre de 2011

SIN SACRIFICIOS


Colgó el teléfono muy despacio pero decidido, una alegría interior  le hacia esbozar una breve sonrisa. A sus sesenta años ganarse un millón más, con una buena llamada, solo le satisfacía en parte. Miro el Rolex, y apuró el trago de café colombiano junto a su croissant  traído de Francia. Dejo la amplia sala cercada de esculturas   y se encamino a la puerta principal de su mansión, su Rolls Royce, presto e impecable como él, lo llevo directo a su jet, se le unieron tres murmurantes lacayos con quienes cruzo breves palabras.
  -Cuantas horas de vuelo?
  - Londres, una hora señor
  - Bien, denme las carpetas…
Llego a la reunión dando la mano a algunos de los presentes, el suntuoso salón del hotel desperdigaba lujo  en cada rincón, una vez  en la cabecera,  con un breve discurso introductorio enmudeció a la veintena de perfumados hombres y elegantes mujeres que rodeaban la mesa de conferencias, luego a cada palabra, estos  asentían como  dándole la razón.
-Bueno…quiero  que la decisión sea asumida por cada una de sus divisiones en un plazo no  mayor de sesenta días.
      -Señor…son  cuarenta y dos mil puestos de trabajo que debemos liquidar –intervino uno como en suplica reflexiva-
      -Si -cortó tajante y casi molesto- la decisión esta tomada,  no estoy dispuesto a  seguir haciendo  sacrificios.
  

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