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sábado, 24 de septiembre de 2011

David y Golliat


Al entrar en la imponente oficina, el todopoderoso y flamante directivo, escoltado por tres tilingos con papeles en sus manos, se recostó en su acolchado sillón, estiro sus piernas por debajo del escritorio y llevó sus manos detrás de la cabeza en una actitud sobrada.
El humilde y luchador  empresario, caminó hacia la silla dispuesta al frente para él.
Se sentó apaciblemente colocando sus manos entrelazadas sobre sus piernas y mirando a los ojos de su interlocutor, esperó en silencio…
Este, con una breve sonrisa grandilocuente inquirió:
-        ¿Porque crees tu, que yo debería contratar los servicios de tu empresa?
Con expresa seguridad y calma,  sin cambiar  su  pose, le argumentó 
-        Para que Ud.  no tenga que competir conmigo…
Los panegiristas fijaron la mirada en su jefe, aguantando una carcajada…este desconcertado, frunció el ceño…siguieron segundos de silencio… se incorporo y apoyó sus brazos sobre el buró,  entrelazando sus manos y  revoloteando los pulgares uno alrededor del otro con signo de impaciencia…a esta altura se borró toda expresión de los aduladores y aguardaban con curiosidad…
-        Ok… me parece bien…vamos a negociar…  

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