Al entrar en la imponente oficina, el
todopoderoso y flamante directivo, escoltado por tres tilingos con papeles en
sus manos, se recostó en su acolchado sillón, estiro sus piernas por debajo del
escritorio y llevó sus manos detrás de la cabeza en una actitud sobrada.
El humilde y luchador empresario, caminó hacia la silla dispuesta
al frente para él.
Se sentó apaciblemente colocando sus
manos entrelazadas sobre sus piernas y mirando a los ojos de su interlocutor, esperó
en silencio…
Este, con una breve sonrisa grandilocuente
inquirió:
-
¿Porque crees tu, que yo
debería contratar los servicios de tu empresa?
Con expresa seguridad y calma, sin cambiar
su pose, le argumentó
-
Para que Ud. no tenga que competir conmigo…
Los panegiristas fijaron la mirada en su
jefe, aguantando una carcajada…este desconcertado, frunció el ceño…siguieron
segundos de silencio… se incorporo y apoyó sus brazos sobre el buró, entrelazando sus manos y revoloteando los pulgares uno alrededor del
otro con signo de impaciencia…a esta altura se borró toda expresión de los
aduladores y aguardaban con curiosidad…
-
Ok… me parece bien…vamos a
negociar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario